martes, 15 de marzo de 2011

cronica en Nicaragua

Jerry






De aproximadamente unos 11 años, moreno, algo gordito, pelo rapado. Camiseta y pantalaneta roja. A veces con chanclas otras descalzo. Siempre anda por la misma calle, porque vive en esa calle.

La primera vez que lo vi, fue cenando en Barbaro. El se asomó por una de las grandes puertas que dan a la calle, su calle, su casa. Nos pedió dinero, le dimos 20 cordobas, para que esa noche pudiese comer algo.

El fin de semana, nos reunimos de nuevo en el mismo lugar. El se asomó por la misma puerta, desde la calle, su casa, saludandonos. Esta vez, entró al bar y se sentó a mi lado. De primeras, Jerry es un niño como los demás, curioso, imaginativo, parlanchín. Le gusta los móviles, para escuchar música y jugar. De cerca, Jerry huele a suciedad, soledad, olvido, maltrato, a vagabundo. Tiene la piel sucia, las manos negras, los pies descalzos.
No para de ver tele, le gusta mirar los videoclips, con gente bailando, porque a el también le gusta bailar. Le invitamos a un jugo, tiene sed.

 Le pregunto sobre el, y el responde frio. Tiene mama y hermanos, pero no se acerca a casa desde hace dos semanas, porque su  mama le pega. El prefiere estar lejos de la casa, lejos de las palizas y el odio.
Su nuevo hogar es la calle, donde duerme, pasea, charla, pide dinero, ve tele en los bares, desde la calle o en alguna mesa apartada y lejos de la clientela. No va al colegio, no sabe leer ni escribir, tan solo reconoce los billetes de cordobas, que los gringos le dan para que pueda comer.

Jerry, me regaló una flor de papel, porque guarda amor y quiere que le den cariño. Es un niño, solitario, vagabundo, que la vida le ha dado dos opciones, el maltrato o la calle. Pero detrás de esa tristeza y opacidad de vida, brilla ese niño, la imaginación, inocencia, alegría y dulzura, que pide a gritos que la rescaten de esos portales y vida sin sentido.

Para que en algún momento de esta estupida existencia, dejen de existir Jerrys, niños de la calle, maltratados y olvidados....
Para  que no olvideis lo afotunados que sois, por tener una familia que os quiere, un hogar donde regresar y unos amigos con los que compartir. 

Siguiendo la aventura...
  

3 comentarios:

  1. Joder, me voy a ver si me echo a llorar un ratito. Porque entre esto y una cosa que he visto hace un rato en la calle... tengo tristeza para rato
    :/

    Y lo peor, es que he pensado, que todo lo que pasa cambiará. Tiene que cambiar
    ;)
    Un besote y sigue mirando y escribiendo por nosotros

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  2. ais...jo!!que realidad!creemos que no existen ese tipo de casos,pero al contrario,existen mas de los que nos podamos imaginar!
    un abrazo

    marina

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